domingo, 31 de marzo de 2013

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Los temas llegan solos, las musas son baratas,
escribir es como plantar, recoger abono para hacerlo florecer,
sacar de tanto odio y egoismo que las calles supuran a granel
un caramelo en papel, agrio dulce, que prefieres,
tú que confundes las pieles con las mieles.

Y agüita fresca, reirnos de nosotros mismos
conocernos, diminutos y perecederos,
sociables y llenos de instintos,
que inteligentemente confundieron
esos que no quisieron
que imaginaramos un mundo distinto.

El odio y la ternura, la sonrisa y la lágrima,
se dan cita en cada página, en cada ánima,
latidos de tinta de dentro hacia fuera
que vaya a donde quiera
y si puede, que salpique tu lámina.