sábado, 7 de marzo de 2015

Paladar

Llenaste la cueva de fieras,
inundaste el páramo con agua templada,
destintaste las neuronas efervescentes,
estiraste el segundo hasta quebrarlo,
frágil y cerebral, un zumo frutal,
el arco iris de sabores irradiando el paladar.

Acariciaste mis truenos,
arpegiaste el tiempo con dedos de humo,
rizaste el ocular activo
sacudiste cada mota ardiente,
tierna y brutal, jugaste a saltar
arañado la comba de mi columna vertebral.

Sumiste el estrés con tacto,
y con muchos otros sentidos
a la fuerza escondidos.

Empapaste las cuentas,
revolviste el calendario,
hiciste borrones de la letra implacable,
esa que llena los manuales,
que al final no lee nadie,
la magia está en el instante,
cada paso , marca este baile.

Y pasó Febrero y el frío,
y acordamos acordarnos
del olvido.

Llenaste la cueva de grietas,
dejaste tus manos pintadas
y restos de la hoguera apagada,
en el margen, agarrado a la piedra,
el viejo mundo aún parece nuevo
y se saborea caliente el azar,
el arco iris de sabores irradiando el paladar.






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