domingo, 22 de marzo de 2015

Tengo...

Tengo un caballo negro,
oscuro como el vacío,
como la impotencia,
no se deja ensillar,
recorrió muchos caminos,
y es su trote vida misma,
es su trote mi palpitar.

Tengo un caballo negro,
a falta de establo,
libre, sediento,
magro, violento, brutal,
él tiene explanadas que visitar,
no fuera que olvidara
donde aprendió a cabalgar.

Camina bravo,
y sedimenta caminos,
trota que trota,
que no es todo andar,
su crin libre de amarres,
pendiente del trino,
de algún paraje tranquilo,
donde volver a pastar.

Tengo un caballo negro,
y el don del error,
un mensaje emborronado,
pendiente de autor,
tengo cristales,
veneno, cal viva,
venidas arriba
en mi mar del sudor,
tengo pan y tengo desidia,
tengo roto el ego y la envidia,
a falta de espuelas,
un dolor de muelas como motor,
tengo temor,
de las verdades tibias,
de justificaciones anfibias
entre el amor y el dolor,
tengo tiritando
el tiempo y la calma,
las rodillas y el alma,
de ver como gana
siempre el peor postor.

Tengo un caballo negro,
la misma jungla en mi interior,
tengo los ojos llenos de arrugas,
un saco donde recojo las dudas,
que cayeron por maduras,
y me regalan su sabor.



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